Jesús nuestro faro, nuestra luz, en medio de la oscuridad de este mundo.
Qué alegría es tener clara la meta, ver a nuestro Salvador en el hogar celestial.
Si usted aún no cuenta con su luz celestial, postre su corazón con convicción de pecado a los pies de su único y suficiente Salvador y obtendrá su perdón y paz eterna.